Rosita Fornés: una cubana universal

junio 16, 2020

Por: Yoel Lugones Vázquez

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

Una cubana universal. Así calificó el Historiador de la Ciudad de La Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, a la gran vedette de Cuba, Rosita Fornés, en un día de gran tristeza para toda la nación. En el Teatro Martí, sitio emblemático cuyo escenario la acogiera en múltiples ocasiones, este martes 16 de junio se realizaron las exequias de la artista que tanta gloria aportara a nuestra cultura.

Sendas ofrendas florales fueron enviadas por el General de Ejército Raúl Castro, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, y por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Último homenaje – no el último aplauso, porque ese siempre será dado a nuestra Rosa a través del tiempo – de nuestro pueblo a la cantante, actriz, comediante; a la artista más completa de Cuba. Desde bien temprano personalidades de la cultura – en guardias de honor –, admiradores y seguidores desfilaron frente al féretro donde descansa la intérprete. A los funerales asistieron el Ministro de Cultura, Alpidio Alonso; Miguel Barnet, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y Luis Morlote Rivas, actual Presidente de la UNEAC.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

Para Leal, “en Rosita Fornés era impactante su carácter, su bondad en una personalidad tan fuerte. Ella era tan querida por todas las generaciones de cubanos, por todos los sectores de la sociedad (…) Ella como Alicia Alonso, como otros grandes, pertenece a todos y va a quedar en la memoria de todos los cubanos que le rinden tributo además a una gran cubana que quiso a su patria entrañablemente, que no la dejó nunca. Siempre tuvo su corazón puesto en la patria”.

Leal también expresó que siempre estimó a Rosita como persona y como artista: “Pude conocerla; tuve la posibilidad de conocer a las dos personalidades. Conocí a su madre que era su locura. Fui testigo de su pasión extraordinaria por darse siempre en cualquier escenario: en el Anfiteatro, en el Gran Teatro de La Habana, en cualquier lugar”.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

Según palabras del Historiador de La Habana, la cubanía de Rosita Fornés era tan intensa que los hombres más importantes de la Revolución que pudieron conocerla la quisieron grandemente: “Soy testigo excepcional de la admiración de Fidel por ella. Además, era una mujer que con gran modestia decía que no era bella cuando era un paradigma de la belleza y de la hermosura”.

Otras ofrendas florales de diversas instituciones y figuras de la cultura nacional llegaron a este adiós físico para quien está considerada la artista más versátil de la Isla, demostración del cariño y respeto del pueblo que asistió al Martí para rendirle tributo.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

Alguien que siempre la recuerda con mucho cariño y admiración es Alfonso Menéndez, Director del Anfiteatro de La Habana Vieja: “Debuté con ella. La primera vez que mi nombre salió en el periódico fue con un espectáculo de ella; la primera vez que viajé fuera de Cuba fue con un espectáculo de ella; la primera vez que fui a televisión fue con ella; la primera vez que obtuve un premio – el Premio UNEAC de las Escenas Líricas – fue con una obra que le monté a ella. Yo no sería nada si no me hubiera permitido debutar con ella, aun siendo un principiante”.

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Rosita Fornés y Alfonso Menéndez el día del debut de este último el 24 de octubre de 1984

“Luego – continuó Menéndez – hicimos una amistad muy estrecha; para mí fue como mi mamá. Recuerdo que la primera discusión con un artista fue con ella. Un día me regañó muy fuerte, estuvimos discutiendo en el ensayo del espectáculo y al final me dijo: «No me ripostes que yo puedo ser tu mamá». Esa es la imagen que guardo de ella: la persona que me ayudó, que millones de veces tomamos café con leche por la mañana en la casa, que me regañaba, que me hizo artista. Lo que sé lo aprendí con ella que fue una excelente profesional. La quiero mucho y creo que vivió su vida plenamente. Es una suerte que sus restos definitivamente descansen en Cuba y que Cuba le pueda dar este homenaje. Ella siempre quiso morir en Cuba, muchas veces lo conversamos. Para mí hoy es un día triste”.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

Una extensa fila de ciudadanos despidió a su vedette en el Martí. Con grandes ovaciones fue acompañada desde la propia salida del teatro. Como expresara, el Doctor Leal, “aquí en este lugar, como en tantos escenarios, fue donde tuvo ella tanta gloria, donde fue tan cariñosamente aplaudida. Es impresionante verla aquí, escucharla, saber que su fama, su nombre le harán escapar de las dos terribles acechanzas: la muerte y el olvido”.

Rosita Fornés y su relación con el Teatro Martí

Rosita Fornés marcó con su talento y entrega cada escenario donde actuó. Una relación entrañable tuvo con el Teatro Martí a lo largo de su trayectoria profesional.

Foto: Odalys Viera Rodríguez

Isachi Durruthy Peñalver, Especialista Principal del Martí, recuerda cómo este escenario fue un lugar emblemático del arte lírico, del arte escénico en sentido general: “Rosita tiene una trayectoria aquí realmente medular. Nosotros hemos hecho un levantamiento de información, gracias también a la colaboración incondicional del historiador Enrique Río Prado, una de las personas más acuciosas de las artes escénicas en Cuba, y hemos podido constatar que la trayectoria de Rosita Fornés en el Teatro Martí es extensa y sobre todo muy importante. Ella debuta en el Teatro Martí en septiembre de 1941, y lo hace con la zarzuela «Los Gavilanes», que es una pieza importante del repertorio lírico español, y en ese debut la van a estar acompañando otras figuras con las que ella va a interactuar luego, como el tenor Miguel de Grandy, una de las personalidades del arte lírico nacional”.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

“Al año siguiente – continúa Durruthy Peñalver –, cuando se produce el estreno en Cuba de la zarzuela «Don Gil de Alcalá», Rosita Fornés va a encarnar el rol protagónico en el Teatro Martí y va a estar acompañada por otra figura nuestra que es Esther Borjas, y vuelve a repetir Miguelde Grandy en el rol de tenor fundamental. Ese vínculo de Rosita con otras figuras de su generación también es meritorio resaltarlo en el Teatro Martí, porque además trabajó con la triada de compositores más importantes del arte lírico; hablo de Gonzalo Roig, de Ernesto Lecuona y de Rodrigo Pratts. Ella siempre mencionó con mucho cariño el impacto que tuvieron esos compositores en su trayectoria como intérprete y el alcance que tuvieron sus consejos, sus colaboraciones, porque además de trabajar en el Martí con ellos, Rosita hizo giras internacionales con Ernesto Lecuona, y todo eso se gestó desde el Teatro Martí”.

Luego en los años cincuenta, nos cuenta la Especialista que Fornés también fue una figura muy aclamada por su incursión en obras del repertorio lírico español, que tuvieron en el público cubano una acogida tremenda: “Las Leadras”, la zarzuela “Luisa Fernanda”, “La verbena de la Paloma”, “La Viuda Alegre”.

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Rosa Fornés en el Teatro Lírico Nacional de Cuba, 1963

“Ella fue capaz de incursionar en la zarzuela, en el vernáculo cubano, en el vodevil francés; era una artista muy completa. El concepto de vedette con ella alcanza un punto culminante, y esa capacidad de desdoblarse la pudo apreciar el público cubano en el Teatro Martí. Ese fue uno de los elementos que marcaron su carrera de manera cimera en el teatro cubano”, apuntó Isachi.

“No puedo dejar de mencionar que en el año 2014 – recuerda Durruthy Peñalver –, cuando se produce la reapertura del Teatro Martí, Rosita Fornés vuelve a nuestro escenario invitada de manera muy especial por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. En esa jornada de septiembre de 2014 vino y compartió con amigos, con colaboradores entrañables. Recibimos incluso ese día a Alicia Alonso que vino para homenajearla también a ella. Rosita ese día subió al escenario y cantó para su público. Y creo que esa fue una manera de reencontrarse con el Teatro Martí después de estar tantos años cerrado, después de pasar por una restauración intensa y ella volvió a brillar en el escenario que tanta gloria le dio. Para nosotros es un honor, para todo nuestro colectivo haber tenido esa posibilidad de interactuar, de conocerla, de verla y de constatar que fue un ser humano excepcional. Una artista tremenda pero ante todo un ser humano extraordinario, con una sencillez y una nobleza que conmovía. Tenía un nombre inmenso pero un corazón mucho mayor”.

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Foto: Odalys Viera Rodríguez

 

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