Preservar el Medio Ambiente es también una obra de restauración

Por: Meilin Puertas, Mauro Díaz y Maria Karla Villar
Fotos: Alexis Rodríguez

Basta mirar el cambio positivo logrado en las aguas de la bahía habanera, las curvas realizadas a un muro de la Alameda de Paula por salvar un árbol centenario, el empeño por mantener con vitalidad una ceiba – símbolo de la fundación de la ciudad – aun cuando las características del suelo no son las propicias, para saber que Eusebio Leal Spengler es también un amante de la naturaleza.
Su obra no se ha limitado solo a restaurar edificios y calles de una Habana que se perdía, sino su entorno natural, una obra constante de su quehacer social. Así lo ha reconocido el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente al otorgarle en la tarde de este 9 de noviembre el Premio Nacional de Medio Ambiente 2018.

La ceremonia oficial de entrega tuvo lugar en el Museo Nacional de Historia Natural, ubicado en la parte más añeja de la ciudad, y que constituye un lugar de gran significado para el Doctor Eusebio Leal porque “fue una de las primeras obras de la Revolución, cuando en el Capitolio Nacional se llenó de pronto una sala donde todos vimos de cerca, por vez primera, maravillosas criaturas apresuradamente reunidas y que antes estaban solamente en los gabinetes de ciertas y altas escuelas o en algunos museos pocos visitados”, expresó.
Estuvieron presentes en el acto Luis Antonio Torres Iríbar, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Secretario en La Habana; Tatiana Viera Hernández, Vicepresidenta de la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana; el Dr. Fernando Mario González Bermúdez, Viceministro Primero del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, así como otros funcionarios del Ministerio, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, así como de otros organismos de la administración central del estado.

Durante la entrega se reconoció la visión ambientalista del Doctor Leal ya que “sus aportes fundamentales desde la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana han estado dirigidos a la recuperación, rehabilitación y conservación del patrimonio construido en el país, inspirado en la protección y conservación de los recursos naturales”.
El Historiador afirmó sentirse “halagado” por el premio, otorgado a pocos días de iniciarse la jornada por el aniversario 500 de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana, celebración que para Leal no terminará el próximo año, “sino que nos insta a todos a continuar trabajando por la ciudad histórica, que no es solamente un árbol – aunque gran símbolo para la tarea vida es que La Habana, ciudad maravilla, haya nacido a la sombra de un poderoso árbol ceiba –, enfatizó.
“Por eso – continuó – me interesa la acumulación de lo que la ciudad ha hecho a lo largo de la historia. La ciudad de la insurgencia, la de los alfabetizadores, la de los macheteros, la de las milicia gloriosa, la de los maestros que fundaron escuelas y sentaron el pensamiento cubano, la ciudad que en su arquitecturas y sus espacios vio vivir a José Martí, el más ilustre y grande de los cubanos (…) la ciudad en que conviven las distintas corrientes del pensamiento, las distintas creencias e iluminaciones del hombre, la ciudad bella por su arquitectura, pero fundamentalmente por su gente”.

Igualmente, en sus palabras de agradecimiento, el también Director de la Red de Oficinas del Historiador y del Conservador de la ciudades patrimoniales de Cuba, hizo reflexionar con su discurso al asegurar que “en estas batallas del medio ambiente muchos creemos que lo sabemos todo, pero en realidad convencidos del regalo que la naturaleza hizo a Cuba, a veces no apreciamos suficientemente el valor de esa naturaleza. Veo a veces, con dolor, cómo uno que va con su carroza por la Quinta Avenida, lanza una lata de cerveza. He visto algunos que, llegando al jardín que otros trabajan, arrancan la flor para su propia complacencia. He visto cómo se posponen a veces inversiones que podían preverse en el tiempo y que tiene que intervenir entonces con fuerza el Estado para que nos demos cuenta de que entre los cambios maravillosos a los que hemos asistido generacionalmente, está también un fenómeno doloroso y terrible: el cambio climático. Solamente los ignorantes pueden negarlo”, afirmó.

El Premio Nacional de Medio Ambiente de la República de Cuba quedó instituido en el año 2001 con el objetivo de destacar a aquellas empresas, organizaciones, colectivos laborales y personas naturales que hayan desarrollado una notable contribución en la prevención y solución de los problemas medioambientales, colaborando con ello al desarrollo sostenible de nuestra nación.
Al recibirlo este año, el Historiador de la Ciudad de la Habana, Doctor Eusebio Leal Spengler, confesó su emoción y expresó: “Me alegro profundamente de luchar por el medio ambiente porque sin él no sería posible el patrimonio; es más, yo diría que el primer patrimonio es el medio ambiente. Sobre él, el hombre labró el rostro de su imaginación en las ciudades que hoy son Patrimonio Nacional, en los pequeños pueblos de Cuba, todos importantes para mí”.

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