Para los que sean capaces de amar

enero 26, 2019

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La exposición “Yo te amo ciudad”, de la pintora Silvia Rodríguez Rivero, quedó inaugurada este viernes con las palabras del Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, en el Palacio de Lombillo.

La muestra estará abierta al público hasta el 28 de febrero y forma parte de las actividades de una nueva edición del Festival de Música Antigua que promueve el prestigioso grupo Ars Longa, el cual fue el encargado de amenizar la velada con algunas de sus obras.

En una ceremonia casi familiar, el Doctor Leal rememoró la significación que posee el espacio escogido para la muestra: “Estas casas son muy importantes para mí; basta preguntarle a las piedras y enseguida nos contarán historias diversas. Una vez en el Palacio de al lado estuvo el Liceo Artístico y Literario de La Habana y exactamente frente hay una pared mural donde se representa el rostro y de los intelectuales, ellas y ellos, que una vez colmaron el ambiente del Palacio del Marqués del Arco, uno de los edificios más bellos que conforman el conjunto de la Plaza de la Catedral de La Habana. Por aquí se escucharon a viva voz, los versos de la Avellaneda, recibió ella homenaje cuando regresó a Cuba. Todavía nos parece escuchar los versos apasionados del Volver.

Ars Longa y Leal

El Doctor Eusebio Leal junto a los músicos de la agrupación Ars Longa

“Al mismo tiempo – continuó – es el sitio donde acudieron todos los que estudiaban en el Real Seminario de San Carlos o en la Universidad de San Gerónimo, algunas clases de filosofía o teología se impartían en uno u otro lado. Por eso en este lugar vamos a encontrar a los grandes intelectuales: al joven Céspedes, al joven Agramonte, al bienhechor de las artes y las letras, el Obispo de Espada; escucharíamos, como ahora, los acordes de la música más delicada interpretándola, nada más y nada menos, que el joven Claudio José Domingo Brindis de Salas, cuyas cenizas y sepulcro están precisamente allí; bajo una loza negra descansan los restos de aquel que fue el llamado Paganini Negro, el barón de Brindis y Señor de Salas, muerto en pobreza, lejos de Cuba en una calle de Buenos Aires”.

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“Después está este otro edificio. Aquí mi predecesor me recibió en 1959; yo era un muchacho de 16 años entonces, y él, el hombre adulto al cual quedaban 5 años de vida fecunda que había consagrado y dedicado a La Habana: no a la reconstrucción, pero sí a la batalla por la no destrucción. Luchó por la Iglesia de Paula que iba a hacer demolida para ampliar el tranvía habanero; luchó junto a los jóvenes sobrevivientes del 27 de noviembre, entre ellos Fermín Valdés Domínguez; por la preservación del muro donde al menos dos de ellos fueron ejecutados, y luchó por La Habana; y aquí se dieron las conferencias, el Museo de la Ciudad, este fue un lugar muy importante para él y para mí. Es por eso que hoy nos reunimos aquí, un acto de la familia. Hace un momento pensamos que la lluvia podría perturbar la lealtad de los que iban a venir; sin embargo, contra viento y marea y frío terrible de La Habana están aquí reunidos”, afirmó el Historiador.

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El Historiador de la Ciudad de la Habana confesó que Silvia Rodríguez Rivero es “una artista y solamente puede imaginarse esta obra si se le conoce. Si se le conoce se puede entender el por qué es capaz de buscar una nueva faceta en su infinita creación poética y musical. Es al mismo tiempo el paradigma viviente de una familia que por generaciones, unida a los Vitier, conforman un todo, un todo armónico defensivo y ofensivo; es decir, han tenido que luchar. Debió luchar Cintio, al que conocí en la Biblioteca Nacional junto a Eliseo Diego; luego, Fina, que nos escucha y Cintio también, por qué no, me escucha. Siempre le llamé con mucho cariño Patriarca de Aquilella, porque una vez fuimos a Venecia y ese título es el más antiguo que está cerca de la laguna, y se lo conferí a él por el carácter apostólico de su vida, por la nobleza de su carácter y porque vivía en él la filosofía y la ética engendrada por su padre y por su abuelo, el General Bolaño, que es como el núcleo patriótico fundacional de la familia. Y Silvita es la otra ala de esa paloma; en ella vive su madre, vive su obra, vive su mundo que ella recrea como un pájaro delicado donde quiera que va. Cada pájaro hace su nido a una forma, es algo intuitivo e increíble. El nido de ella es perfectamente reconocible, donde quiera que llega va armando el nido y desde luego, el nido tiene para esta familia un hueco pequeño: solamente pueden entrar quienes sean capaces de volar, los que sean capaces de amar”.

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El público amante de las artes visuales podrá encontrar piezas únicas de la autora donde una y otra vez se representa a La Habana como mujer que toca instrumentos extraños. “Estos retablos y estas tablas son su vida misma; aquí están sus sueños, sus aspiraciones, su esperanza y su herencia”, expresó Leal Spengler, quien prestó para la ocasión el retablo “La novia de la ciudad”, obra de Silvia dedicada a él. También engalana la exposición la reproducción de un mural recién realizado en la casa de la pintora y que ha decidido compartir con todos.

Uno de los momentos de mayor emoción de la inauguración fue la interpretación de la obra “Yo te amo ciudad”, compuesta y ejecutada por el virtuoso José María Vitier, esposo y compañero en el arte de Silvia Rodríguez. Nuevamente, la creadora llega al Centro Histórico, esta vez para celebrar los 500 años de la ciudad que tanto ama.

Ars LongaEusebio Leal SpenglerFestival de Música AntiguaSilvia Rodríguez

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Historiador de la Ciudad de La Habana 2011
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