“Leal luchó por todos nosotros: los de antes, los de ahora, los de mañana”

diciembre 23, 2020

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La Academia Cubana de la Lengua (ACuL) vuelve al reencuentro con el Doctor Leal aunque ya él no esté físicamente. La institución dedicada a salvaguardar la identidad idiomática en su variante cubana, ha realizado en su honor la sesión extraordinaria y pública, en la Casa Eusebio Leal Spengler, inmueble donde el Historiador de la Ciudad de La Habana tuvo su despacho en los últimos años.
Al encuentro, presidido por el Dr. Rogelio Rodríguez Coronel, Director de la ACuL, y los académicos Dra. Nuria Gregori, Dra. María Elina Miranda y Leonardo Padura, asistieron además el Dr. Eduardo Torres Cueva, Director de la Oficina del Programa Martiano; Perla Rosales, Directora Adjunta de la Oficina de Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH); Javier Leal, hijo del Doctor Leal; entre otros intelectuales, investigadores y académicos cubanos, así como directivos y trabajadores de la OHCH.

Elina Miranda (Medium)

La cita inició con el homenaje al Doctor Eusebio Leal Spengler, a quien la Academia considera “sostén y defensor de la misma”, mediante el discurso pronunciado por la Miembro de número de la Academia Cubana de la Lengua y correspondiente de la Real Academia Española, Dra. María Elina Miranda. Sus palabras, tomadas por la emoción, sentenciaron que “hablar sobre Eusebio Leal es una encomienda difícil pues cada uno de nosotros tiene un recuerdo íntimo, una imagen personal de aquel hombre siempre dispuesto a atender y reconocer esfuerzos, del amigo jovial de gratos detalles. Al tiempo que sobre su vínculo con la Academia, otros podríamos ofrecer un testimonio mucho más completo, puesto que Eusebio ingresó en 1994, cuando la directora era Dulce María Loynaz y la corporación se reunía en su casona del Vedado”.

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Miranda resaltó el apoyo logístico y espiritual que Leal siempre le concedió a la ACuL: “Con igual tesón que él salvaba a cada una de las piedras y restauraba los monumentos, ansiaba reanimar las instituciones culturales que habían distinguido la vida intelectual de la nación; anhelaba que el Centro Histórico no solo se recuperara en cuanto a sus edificaciones a manera de grandes museos que quedan desiertos cuando los visitantes se van, sino que fuera un ente vivo con sus instituciones culturales para el sustento material e intelectual de sus habitantes. Procuró la refundación de la Academia de Historia, del Ateneo, y alguna vez averiguó expectativas sobre la restitución de la antigua Academia de Artes y Letras. Gracias a sus esfuerzos, la Academia Cubana de la Lengua recuperó su vida institucional pero también pudo proyectar su labor, no solo con la celebración de conferencias, coloquios, talleres, cursos, o con el rescate del boletín y publicaciones como la colección denominada Centenarios, sino también mantener un contacto vivo y sistemático a través de un programa radial, «Al habla con la Academia», de Habana Radio.”

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En un segundo momento, el prolífero escritor cubano Leonardo Padura recordó a “este hombre magnífico”, como lo describió Rogelio Rodríguez Coronel, Director de la Academia Cubana de la Lengua.
Padura destacó que “mucho se ha escrito en los últimos meses al conocerse el fallecimiento del Historiador de la Ciudad. Poco quedaría por decir de su legado, y es así porque con Eusebio Leal la patria cubana ha perdido a uno de sus hombres más útiles y necesarios. Una personalidad que hoy se nos antoja difícilmente sustituible pues fueron diversas y muy precisas las condiciones epocales y las peculiaridades de su carácter que le permitieron desarrollar una obra; una obra que, siendo reductores, podría considerarse como la preservación y enriquecimiento de un patrimonio cultural de la nación cubana que tuvo en el rescate, restauración y proyección de La Habana antigua su más visible concreción”.
“La Habana que salvó Eusebio – continuó Padura – era una ciudad aquejada por décadas de banalidad, pobreza y abandono administrativo con el que lucharon con éxito relativo otros cubanos ilustres, entre ellos Emilio Roig, que fue uno de los más empecinados. Un centro histórico que en algún momento se consideró posible una demolición parcial para crear grandes almacenes portuarios (…) . La visión, pasión y perseverancia de Eusebio Leal, desde la Oficina del Historiador de la Ciudad, resultó decisiva para que la nación cubana tenga hoy la parte más histórica de la capital y las condicione admirables que ahora exhibe. Un legado que hace de su trabajo un aporte del cual todos los cubanos, con independencia de credos e inclinaciones políticas, debemos estar agradecidos porque Eusebio Leal luchó por todos nosotros: los de antes, los de ahora, los de mañana”.

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Al cierre de su intervención el también Premio Princesa de Asturias de las Letras (2015) memoró su último encuentro personal con Eusebio Leal, tras haberle llevado a su oficina un ejemplar de “La Habana nuestra de cada día”, un libro publicado por el sello Aurelia Ediciones y que compila textos que recogen su “visión de cubano y novelista”, el cual Leal consideró un “bellísimo homenaje a la ciudad” (…) “esa ciudad que si hoy es más bella y tiene más futuro fue en buena medida por el empeño invencible, estoico e incluso por la fe de Eusebio Leal”, concluyó el escritor cubano.

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Ambas intervenciones sirvieron de antesala a la entrega de un diploma póstumo que la Academia Cubana de la Lengua dedica al Doctor Eusebio Leal por su obra, el cual fue recibido por su hijo Javier Leal.

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Durante la sesión, la ACuL reconoció también la obra de investigación y la exquisitez en el uso de la lengua que caracterizan al libro “Pedro Blanco, el negrero. Mito, realidad y espacios”, de la Dra. María del Carmen Barcia. El texto “goza de ambas ganancias pues en él se engarzan las cualidades de la autora como historiadora con el arte del buen decir”, elogió la académica Cira Rojas, quien aseguró al iniciar su discurso que “ser fieles a la historia es labor sagrada a desempeñar por los estudiosos dedicados a esta disciplina; hacerlo desde el arte de la palabra es requisito no siempre conseguido.”

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En sus palabras de agradecimiento por el premio anual de la Academia Cubana de la Lengua recibido, Barcia se refirió a la importancia que le concede hacerlo desde ese hermoso lugar, en el que aún puede sentirse la presencia del Doctor Leal, a quien conoció hace muchos años mientras estudiaba en la Universidad de La Habana.

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Momento especial resultó también el tributo dedicado a la Fundación Fernando Ortiz en su aniversario 25, “por el rescate y divulgación de la obra del sabio cubano”. Su presidente Miguel Barnet, también miembro de la ACuL, se refirió a los vínculos entre ambas instituciones y al legado cultural no solo como etnólogo y antropólogo, sino también literario que nos dejó Don Fernando Ortiz, notable sobre todo en su ensayo “Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar”.

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“Quiero agradecer este homenaje que la ACuL nos hace a los integrantes de la Fundación Fernando Ortiz, entre otras razones porque Don Fernando junto a Enrique José Varona y José María Chacón y Calvo, fue de los fundadores de esta Academia de la Lengua, y siempre tuvo un apego muy grande a los estudios de la lengua (…) Espero que la Academia Cubana de la Lengua siga creciendo como ha crecido últimamente, con nombres de figuras que han recibido premios de mucha valía e importancia que han recibido nuestros miembros.”
Es la Academia Cubana de la Lengua una de las instituciones imprescindibles de la cultura cubana, una fiel defensora de la identidad lingüística cubana que forma parte del patrimonio que nos identifica y que tanto dignificó el Doctor Eusebio Leal Spengler.

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