Emilio Roig: hombre elocuente, orador de combate y escritor incansable

agosto 29, 2013

Por: Maydelis Gómez Samón

Desde 1967, cada 23 de agosto, llega a la oficina de su maestro en el Museo de la Ciudad.  Recorre con la mirada el buró donde aún se preservan sus libros. Hace un recuento de los pocos años que lo conoció: muchos recuerdos, pero nunca es suficiente el tiempo cuando uno anda cerca de un gran hombre, y eso él lo sabe. Cuánto le faltó por aprender.

Eusebio Leal en lo que fue la oficina de Emilio Roig / Foto Alexis Rodríguez

Eusebio Leal en lo que fue la oficina de Emilio Roig / Foto Alexis Rodríguez

Mientras todos bajábamos las escaleras por la que tantos Capitanes Generales descendieron un día y nos preparábamos para el acto de recordación del 124 aniversario del nacimiento de su maestro, Emilio Roig, él permaneció unos minutos en el pequeño despacho del hombre que le ayudó a creer en imposibles.

Esta foto me hace hoy escribir diferente. Ahí está Leal, otra vez en el despacho del gran intelectual. Quizás en esos minutos de soledad, solo captados por este lente, le cuenta sus pesares, le habla de lo mucho que le queda por hacer, y también le dice que sigue soñando aunque sepa que tres vidas no le bastarán para terminar esta titánica obra.

Me toca a mí, a todos los que trabajamos hoy en la Oficina del Historiador de La Habana y que no conocimos a Emilito continuar la obra. Nos toca a nosotros, a los que no le podemos decir Emilito porque lo vemos tan grande, porque solo hemos leídos sus fascinantes artículos, pero nunca pudimos comprobar su humor o la agudeza de su pensamiento en una conversación.

En el momento del acto no comprendí la magnitud de las palabras del Historiador, cuando nos exhortaba a los jóvenes a realizar perennes descubrimientos, a ser guardianes de la memoria y el recuerdo, y a “transmitir esa necesidad y esa urgencia a otras generaciones”. Así lo ha hecho él, y tal vez, esa fue una de las grandes peticiones que le hiciese el Dr. Roig.

“La obra del museo y de la Oficina trató de ser y trata de ser memoria viva y perenne de la cultura cubana y habanera. Se sale del lugar común, no tiene nada que ver con un rito folklórico, se trata de una búsqueda de cuestiones esenciales, que solo pueden hallarse en la cultura y en la ilustración. En la vida breve que llevamos, es necesario poseerla. Los que no la tienen están condenados a ser esclavos”, nos alertó hoy Leal como seguro le advirtió el Dr. Roig un día en su despacho. “La esclavitud es precisamente no saber quiénes somos, ni a dónde vamos y ser encadenados en cualquier momento por cualquiera que llegue a nuestras vidas o nuestras instituciones. La única forma de la libertad y sobre todo de la libertad de conciencia es la libertad de saber y conocer“, sentenció.

Este aniversario no fue una fecha cerrada; de ser así, quizás habrían sido más los asistentes congregados en uno de los laterales del patio del Museo de la Ciudad, mientras escuchábamos al Dr. Leal hablar del primer Historiador de la Ciudad, de Cristóbal de La Habana, como un “hombre elocuente, un orador de combate y un escritor incansable”.

“En un verano de 1889 en la calle Acosta # 40 nació mi predecesor y maestro, el Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, fundador de la Oficina del Historiador y del Museo de la Ciudad de La Habana y de otras tantas instituciones”, así iniciaba el Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad sus palabras durante el acto por los 124 años del nacimiento uno de los más trascendentales intelectuales cubanos de todos los tiempos.

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