Donan un De Soto americano a la Oficina del Historiador

junio 12, 2019

Por: Ofelia Sandar Valles

 

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Muchas son las obras en restauración comprometidas con el 500 aniversario de La Habana. Una de ellas es el Museo del Automóvil, que estará listo en ocasión de tan significativa fecha, bajo el nombre “El Garaje”, a propuesta del Dr. Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana. El calificativo es un término que alude a guardar y preservar vehículos, función fundamental del inmueble.

La inversión del sitio está dividida en dos fases: la primera se entregó este 12 de junio donde se exhibe un auto clásico donado por Richard Herman Driehaus (Chicago, Illinois, Estados Unidos, 1942) coleccionista de autos antiguos, empresario y filántropo. Es el fundador responsable de la oficina de inversiones, y presidente de Driehaus Capital Management LLC, con sede en ciudad estadounidense.

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En representación del Señor Herman, para la entrega oficial del automóvil estuvo el Señor Stephen Murphy, quien quedó impresionado por la museografía del lugar y dijo que el regalo fue un gesto de generosidad por la labor del Historiador en la restauración de La Habana.

Se trata de un De Soto del 49, una marca de automóviles estadounidense fundada por Walter Chrysler el 4 de agosto de 1928 y recibió su nombre por el explorador español Hernando de Soto.

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“El donativo no fue planeado – aseguró Stephen –; ocurrió durante la entrega oficial a Eusebio del premio Henry Hope Reed 2016, que concede la Universidad de Notre Dame y que tuvo lugar en Chicago, donde se utilizan autos antiguos para transportar a los premiados. Entonces, en el espíritu de agradecer a Leal por su obra, Driehaus anunció en su discurso que le iba a regalar este coche”.

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En su intervención, expresó además su asombro por el sitio ambientado para la exposición de este De Soto: “Cuando se abrió la puerta se descubrió como una especie de cápsula que le transporta a uno a otro lugar. Los gráficos están impresionantes, muy bien diseñados, muy bien pensados y el color añil que está en combinación con las capota del automóvil es sorprendente. Aquí se ha cuidado todo al detalle”.

“Llevo menos de 24 horas en la ciudad y estoy impresionadísimo; habiéndome criado en España, donde se quiere a Cuba, ha sido bastante emotivo para mí esta visita”, concluyó Stephen.

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En sus palabras de agradecimiento, el Dr. Leal aseveró que dos años se esperó para que se hiciera realidad este sueño: “Finalmente la admirable generosidad del Sr. Richard Driehaus nos ha permitido recibir en La Habana el carro precioso que él tuvo la bondad de obsequiarme en un acto público, deseando que yo luciese en La Habana”.

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El Historiador recordó que al otorgársele el premio Henry Hope Reed le expresó públicamente que lo recibía “como custodio del Museo de la Ciudad de La Habana y que sería un grato honor para nosotros unir su nombre al esfuerzo por la restauración del Centro Histórico de La Habana. Al concedérseme entonces aquel importante premio de arquitectura y restauración, el Dr. Driehaus hacía una contribución notable al trabajo tan largo y esforzado que por mucho tiempo hemos realizado. Bien sé lo que significaba para él desprenderse de una pieza de su colección; sin embargo, lo hizo con admirable esplendidez”.

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El también Director de la Red de Oficinas del Conservador y el Historiador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba aseguró que cuando le anunciaron la visita de Stephen se alegró extraordinariamente para que fuera testigo del esfuerzo que se ha realizado. “Nada de lo que hay aquí es fácil para nosotros. En nombre de los proyectistas que trabajaron en este lugar, de los inversionistas, de los arquitectos, del director de Patrimonio y de la Dr. Magda Resik, quisiera agradecerle que le trasmita a él vivamente mi reconocimiento”, concluyó Leal.

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El diseño de la parcela 305 que resguarda el De Soto corrió a cargo del grupo Cabarrocas y en su primera parte se puede apreciar el devenir de las ciudades Chicago y La Habana, un diálogo entre ambas. Ellas tienen vínculos y es una historia no contada, muy atractiva, muy dosificada y fácil de asimilar: se habla de los hitos de la ciencia, de los peloteros cubanos en Chicago, de las relaciones en la arquitectura y de la mafia, entre otros detalles.

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Luego podemos disfrutar del imponente automóvil y su impecable conservación. Incluye una leyenda que describe las características de la pieza que ya puede ser admirada por el público, en San Ignacio, entre Amargura y Teniente Rey, en el Centro Histórico de La Habana.

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Historiador de la Ciudad de La Habana 2011
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